UN POEMA DE ALMUDENA VIDORRETA
Soy la mirada indiscreta que repasa a tus padres,
la falda de la última amiga de la lista,
los rizos del poeta escarmentado,
las manos de quien más me importa.
Después me hago pasar por un vaso de cristal
y apenas sin darme cuenta
me hago añicos a seis por ocho.
Nadie en esa sala padece ni un mísero corte,
ni tan siquiera un rasguño
a pesar de golpearse contra mí, de pisarme...
No se dan cuenta, no sienten
y presumen de ganarse la vida con ello.
Soy la mirada indiscreta que apunta a tus padres;
los repaso con un ritmo acelerado
mientras, casi al mismo tiempo, soy un vaso de cristal.
Cuando deja de sonar la música
eres tú quien sangra mis heridas
porque estoy empeñada en mutilarme
revolcada en cristales viejos
y sólo una buena cola
puede reparar al vaso suicida...
esta vez a dos por cuatro.
publicado en el número 2 de LA BELLA VARSOVIA
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